Guía de iluminación para oficinas y centros de trabajo

Iluminar el espacio de trabajo no significa simplemente proporcionar el típico ‘cuanta más luz mejor’, sino garantizar la visibilidad cumpliendo las normativas aplicables y reducir problemas derivados de un exceso de luz como son la fatiga visual, deslumbramientos, dolores de cabeza y el excesivo consumo energético que ello supone.

Para ello hay que estudiar el espacio a iluminar y las tareas que se realizarán para buscar soluciones de iluminación funcionales, eficientes, efectivas y flexibles.

Tener en cuenta el tipo de trabajo que se llevará a cabo es importante porque no requiere la misma cantidad de luz leer un documento que trabajar con el ordenador. Es muy habitual que estas dos tareas diferentes que se realicen en un mismo puesto de trabajo.

Siempre que sea posible hay que tener en cuenta la luz natural, aprovechable durante las horas centrales del día. Las fuentes de iluminación, tanto las naturales como las artificiales, deben ser paralelas a la posición del puesto de trabajo. Esto evitará que se produzcan reflejos en la pantalla por la reflexión de entradas de luz por detrás del trabajador. También debe evitarse que las fuentes de luz estén situadas frente a la persona, ya que de este modo se podrá evitar que la luz pueda incidir directamente en el campo de visión provocando deslumbramientos.

Una solución a tener en cuenta es disponer de una iluminación general que cumpla los requisitos de eficiencia energética y los requisitos exigidos para los lugares de trabajo, y además disponer de una iluminación individual para tareas específicas. De esta manera, cada trabajador podrá disponer de una fuente de luz que puede controlar y posicionar con libertad y utilizar donde más se necesite y ajustar el ángulo de luz para eliminar reflejos, lo que se traduce en una mayor comodidad. Este tipo de iluminación puntual proporciona luz donde más se necesita porque se encuentra más cerca de lo que se quiere iluminar y puede moverse.

Los flexos y las lámparas de pie orientables son elementos indispensables en la iluminación de oficinas.

En salas de reuniones y recibidores las lámparas decorativas de gran tamaño cobran un gran protagonismo, ya que consiguen aportar personalidad a las estancias.

Con una buena planificación de la iluminación lograremos:

  • Mejor calidad de iluminación.
  • Mayor eficiencia energética.
  • Mayor confort visual, comodidad y seguridad para el trabajador, a corto y largo plazo, ya que los problemas visuales y las necesidades de luz cambian con el paso del tiempo.
  • Ahorro energético.

A la hora de elegir las luminarias, hay que tener en cuenta que dos luminarias con el mismo índice de lúmenes no emitirán siempre la misma cantidad de luz. El diseño de la luminaria, los reflectores, las lentes y otros soportes ópticos pueden influir considerablemente en el flujo de luz de la fuente de luz a la superficie de trabajo. No hay que confundir la cantidad total de luz emitida por una lámpara o flujo lumínico con la cantidad de luz que llega a determinada superficie o iluminancia.

También hay que tener en cuenta los factores de reflexión que pueden influir a la hora de instalar las luminarias como son altura de los techos – factor que junto con la dimensión de la superficie a iluminar determinará el número de luminarias necesarias-, la distancia entre las luminarias, distancia entre la luminaria y las paredes, color de techo y paredes, etc.

El nivel y la calidad de la iluminación en una instalación se pueden describir mediante los siguientes parámetros:

  • Nivel de iluminación.
  • Deslumbramientos.
  • Sombras y modelado.
  • Calidad de la luz.
  • Diseño de la iluminación.

Es importante proyectar una iluminación eficiente con luminarias de alto rendimiento, equipos de bajo consumo y sistemas de regulación y control.

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