Iluminación y bienestar: luz en residencias y centros geriátricos
Nuestra capacidad de ver los objetos como reales, genuinos y auténticos, reside en nuestra habilidad para ver los detalles. Esta capacidad está influenciada por la cantidad de luz, capacidad visual y también por nuestra edad.
Una persona mayor de 65 años necesita más luz que una persona joven para ver igual de bien.
Nuestra capacidad para diferenciar los colores disminuye también a medida que envejecemos.
Al envejecer, nuestros ojos se amarillean y también se crea una mayor cantidad de luz parásita a partir de la dispersión interna. La cantidad de conos y bastones disminuye y el proceso neuronal se deteriora.
Se puede realizar una serie de ajustes para que las personas mayores vean mejor.
En la adaptación del ojo intervienen tres mecanismos involucrados en el ajuste de nuestra sensibilidad (adaptación neuronal, ajuste del tamaño del iris y química del fotorreceptor), que demoran entre 200 milisegundos y una hora en adaptarse.
Errores en el diseño de la iluminación que reducen la visibilidad
Cualquier solución de iluminación que exceda la capacidad de nuestro ojo para ajustarse en el tiempo y el espacio a lo que está viendo debe considerarse un error en el diseño de la visibilidad. Por no hablar del malestar que puede provocar, no solo en cuanto a fatiga ocular, sino también en el estado de ánimo. Una luz excesiva y demasiado fría dificultará la capacidad de relajación de las personas.
La luz de un foco reflejada directamente en nuestros ojos hará disminuir la visibilidad. Aunque sea un efecto pasajero, resulta molesto y agotador.
El resplandor directo obliga a los ojos a adaptarse a la intensidad más alta. Un exceso de potencia luminosa (lm) de las fuentes de la luz led afecta a la sensibilidad del ojo humano.
Luces excesivamente frías y brillantes deberían quedar relegadas a las zonas de paso. Son luces demasiado intensas que entorpecen la correcta visualización volviendo los espacios planos, carentes de volúmenes y que pueden ocasionar un resplandor directo.
Una solución puede ser contar con sistemas de regulación de la intensidad y de la temperatura de color.
De ahí, la necesidad de elegir led de calidad en todos los ámbitos de nuestra vida, especialmente en los lugares donde pasamos tiempo, como el trabajo, los centros de estudios y el hogar.
Regulación y control: ritmos circadianos
Los sistemas de regulación y control de la luz ayudan a conseguir la luz adecuada a cada momento del día, de manera que se respeten los ritmos circadianos de los residentes.
Una luz más suave al atardecer favorece el sueño, una luz más cálida en días nublados ayuda a subir el ánimo e incluso una más fría en días calurosos puede ayudar a mejorar la sensación térmica. Las posibilidades son infinitas.