Iluminación de oficinas y lugares de trabajo
Los continuos avances en tecnología, en desarrollo y diseño de producto, en normativas para garantizar nuestra salud, nos hacen buscar una luz que mejore nuestra experiencia, que va más allá de colocar y distribuir fuentes de luz.
La búsqueda del bienestar
La iluminación afecta a nuestra visión, a nuestras emociones y también a nuestro rendimiento. El proyecto de iluminación ha de buscar siempre el bienestar de las personas, y aportar beneficios como conseguir atmósferas de trabajo más agradables.
La iluminación multiespectral ayuda mejorar nuestra percepción de las cosas para garantizar el máximo confort visual. No se trata solo de lo que vemos, sino de lo que percibimos: reflejos, contrastes, visión del color… que pueden ocasionar fatiga ocular.
Se trata de un tipo de luz similar a la luz natural, con un espectro de luz similar a la luz del sol, con un impacto positivo en las personas, con un índice de reproducción de los colores o CRI alto que permite verlos de manera más real y una menor emisión de luz azul dañina.
El led de espectro completo permite una percepción de lo que nos rodea más natural, más cercana a la luz día y, como consecuencia, ofrece un mayor confort visual ya que reduce la fatiga.
En cuanto a las emisiones de luz azul, podemos diferenciar dos tipos: luz azul perjudicial con una longitud de onda de 450nm, y una luz azul óptima para la estimulación circadiana con una longitud de onda de 480nm.
Una luz de calidad no solo mejora nuestro confort visual o a los deslumbramientos, también afecta a nuestro estado de alerta, a la somnolencia y, en consecuencia, a la concentración y el rendimiento.
Equilibrio de luz
Para evitar deslumbramientos y fatiga ocular, es fundamental que haya un equilibrio de luz entre la luz natural y la artificial.
Para evitar deslumbramientos, las luminarias han de tener un índice de deslumbramiento o UGR es inferior a 19.
Es conveniente que la luz artificial no provoque destellos. Las luces indirectas que proyectan la luz hacia arriba y la reflejan, o luminarias con difusores se vuelven fundamentales. Tampoco hay que olvidar una luz directa sobre la mesa como un flexo que podamos mover a nuestro antojo y enfocar directamente la superficie de trabajo pero no elementos reflectantes como las pantallas.
Hay que recordar que una luz excesivamente homogénea o plana, igual en todas las superficies produce fatiga visual y cansancio. Esto se soluciona con luz por capas que crea contrastes y espacios estéticamente más agradables.
Tampoco hay que olvidar la temperatura de color de la luz. Aunque se recomienda temperaturas altas, podemos regularlas a lo largo del día para que el exceso de luz no afecte al ritmo circadiano de los trabajadores.
La temperatura de color y la distribución de las fuentes de luz nos ayudan a crear espacios acogedores y personalizados.
Luz por zonas
En una oficina conviene diferenciar bien los distintos espacios: zonas comunes, zonas de paso, zonas abiertas de trabajo o despachos para reuniones. En todas las áreas hay que mantener una coherencia y un equilibrio de luz pensado para las distintas actividades y usos, además de seguir una línea estética acorde con el entorno.
El poder de la tecnología
Hoy en día es prácticamente impensable hablar de iluminación sin considerar elementos clave para su regulación y control en constante evolución para conseguir la luz más adecuada para las personas, sus actividades, el entorno y el momento del día.
Los sistemas de control actuales vía bluetooth permiten proyectar instalaciones con un cableado muy simple y programar escenas que pueden controlarse con un solo clic a través de un Smartphone, tablet o un sencillo pulsador.
La luz dinámica, con sus variaciones y adaptaciones, ayuda a regular las emociones y sincronizar nuestros ciclos vitales. Una luz artificial equilibrada y vinculada con la luz natural para emular los biorritmos.
